LA SOMBRA DEL CAZADOR (2007): una historia de la guerra de Bosnia.
No llegaba a los catorce años cuando sucedió la guerra de
Bosnia. Durante el año anterior había estado, inusualmente para un chaval de
trece años, informado sobre los acontecimientos de la antigua Yugoslavia. La
verdad que desde la guerra del Golfo y la caída del bloque soviético había
encontrado en la actualidad informativa una pasión inusitada. Pero la guerra de
Bosnia, como todas las guerras civiles, tuvo un extra de crueldad difícilmente olvidable
a pesar de lo que ha pasado en el mundo posteriormente. Y escribo de esto
precisamente a raíz del visionado hace un rato de la película “La sombra del
cazador”, película del año 2007 y donde un reportero de guerra con cuentas
pendientes y venido a menos precisamente por las crueldades del conflicto, va a
poner todo su empeño personal en atrapar al líder fugitivo de los serbobosnios,
llamado en la película “El Zorro”, y que en realidad es la personificación de
Radovan Karadzic. Este individuo, psiquiatra de profesión, fue una de las dos
caras visibles del bando serbobosnio en la guerra de Bosnia. La otra sería la
del jefe militar Ratko Mladic.
En la película Richard Gere convence a un par de colegas
para emprender la captura del fugitivo “El Zorro”, en busca y captura desde
hace más de un año sin que las fuerzas de Naciones Unidas o la OTAN hagan nada
por capturarlo. De hecho, en la película uno de los caracteres ya avanza una
teoría: “a cambio de retirarse de la política, en los acuerdos de paz de Dayton
se le prometió que no se le encarcelaría”. Muy plausible esta teoría. De hecho,
la película con total descaro da credibilidad a esta teoría y puede que sea
casualidad o no, pero el cierto escándalo montado a nivel internacional puede
que tuviera algo que ver, por mínima que sea, con la captura el año siguiente
del fugitivo. Fugitivo por cierto que había cambiado extraordinariamente de
look y que ahora ejercía como una especie de “médico de terapias tradicionales
o alternativas” como cada uno lo quiera ver. Detenido y extraditado a La Haya
para ser juzgado por el Tribunal Penal Internacional, en 2016 fue condenado a
cuarenta años de prisión.
En la imagen Radovan Karadzic durante la guerra de Bosnia, posteriormente como "médico alternativo" con cambio de look incluido y finalmente ante la Corte Penal Internacional.
La captura por parte de los servicios secretos serbios, sí,
los propios serbios serán los que lo entregarán cuando ya no sea útil y pueda
servir mejor como carta a jugar en la normalización de las relaciones con la OTAN
y la UE, no supondrá un paso más en la reconciliación entre los distintos
grupos sociales en Bosnia (croatas, bosnios musulmanes y serbios). A día de hoy
Bosnia es un estado fallido a las puertas de la Unión Europea, un territorio dividido
en dos entidades (la croata-bosnia y la república serbia de Bosnia) y con un
gobierno paralizado e inefectivo.
En 2011 era detenido Ratko Mladic, veinte años atrás el jefe
militar de los serbios de Bosnia, por parte del gobierno serbio y su entrega a
La Haya. Nuevamente el gobierno serbio utilizaba a sus antiguos protegidos como
moneda de cambio ante la OTAN y la UE. Mal negocio aceptar las reglas de juego
de los cómplices de los criminales. Hace poco menos de un año fue condenado a
cadena perpetua. Su condena prácticamente fue recibida con indiferencia por los
musulmanes de Bosnia. La justicia es menos justicia cuando se realiza más de
dos décadas después de los hechos.
Radovan Karadzic y Ratko Mladic, jefe político y militar de la República
Serbia de Bosnia.
Durante gran parte del conflicto de la guerra en Bosnia la
cobertura informativa en los medios españoles fue bastante amplia, sobre todo
por la presencia de cascos azules españoles en el territorio de la ex república
yugoslava. Las fuerzas militares españolas estuvieron destacadas en el territorio
bosnio entre los años 1992 a 2015, 23 años en total, arrojando un saldo de 22 soldados
españoles muertos y un intérprete que trabajaba para el contingente español. En
estos 23 años unos 46.000 soldados españoles han ejercido su labor en Bosnia,
principalmente en el sur del territorio en la ciudad de Mostar y sus
alrededores, ejerciendo de fuerza de interposición entre croatas y bosnios
musulmanes, enfrentados durante parte del conflicto.
De su labor quedará para el recuerdo las crónicas de Arturo
Pérez-Reverte, entonces conocido periodista de guerra que cubrió los conflictos
en la antigua Yugoslavia. De hecho, lo recuerdo en sus crónicas, como puñaladas
de realidad en los Telediarios 1 y 2, primero en Croacia y posteriormente en
Bosnia. Las crónicas, ya fueran televisivas o escritas, de Pérez-Reverte o
Gervasio Sánchez son el testimonio vivo español de un conflicto que arrasó para
siempre un Estado, Yugoslavia, que durante toda la época de la guerra fría
había sido hasta considerado como un modelo social inclusivo. Todo empezó a
venirse abajo con la muerte del mariscal Tito, la mano de hierro que mantuvo
unido bajo su dictadura el sistema, y el auge de los nacionalismos, en
particular el serbio, que encontró en Slobodan Milosevic el altavoz para
difundir el odio.
La destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, foto de Gervasio Sánchez.
Crónica de la guerra en Croacia, Arturo Pérez-Reverte para TVE.
Crónica de la guerra en Bosnia, Arturo Pérez-Reverte para TVE.
Los acontecimientos que suceden entre 1986 y 1991, es decir,
entre la publicación del Memorándum de la Academias de las Artes y las Ciencias
de Serbia, pistoletazo de salida del feroz nacionalismo serbio, y la
declaración de la independencia de Eslovenia y Croacia en 1991, deberían ser de
obligado estudio y reflexión: como el nacionalismo puede bañar de sangre un
territorio que había gozado de 40 años de paz y tranquilidad, algo inédito en
su historia reciente.
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